lunes, 9 de septiembre de 2019

¡Y DALE!

LAS REPETICIONES RUTINARIAS

Tengo un amigo que me envía un correo diariamente, y como yo todavía no he perdido (aunque estoy a punto) la cortesía en la que mis padres (y mis maestros) me educaron, debo y tengo que contestarle el dichoso correo, lo que me ocupa una parte de mi tiempo (no muy grande, la parte), y no es que me pese, sino que al comentarle lo que me dice le digo yo cosas que a su vez él me comenta en el siguiente y esto se está convirtiendo en un culebrón epistolar de dime que te diré y viceversa, y aunque entretiene, corre el riesgo de convertirse en, como decía Luz María Nananina en el programa radial de La tremenda corte: un "aquí como to's los días". Porque una característica de los seres humanos es repetirse hasta la saciedad. Y mi amigo y yo, creo que somos seres humanos... al menos todavía.

Y digo todavía porque al paso que vamos me parece que "más temprano que tarde" nos convertiremos en bípedos salvajes sin ley ni orden, y quizás así viviremos mejor, que eso nadie puede saberlo, pues en los tiempos en que el planeta estaba poblado sólo por animales prehistóricos y salvajes, no había tanto horror como ahora que estamos en la era de los botones y los mandos a distancia. Es una relación proporcional: a más adelantos tecnológicos más atrasos en cuanto a lo moral, lo sentimental, lo solidario, y el que desee puede tildarme de lo que le parezca, pues cuando se ha pasado de la media rueda ya las opiniones adversas importan muy poco, por no decir nada.
Me siento bien cuando veo, oigo o leo que una pareja de delfines deleitó a un montón de niños en el Aquarium (la cámara enfocaría entonces las caras de algunos donde se reflejara una felicidad tan grande que a cualquiera que no tuviera en el pecho una piedra de molino se le llenaría eso que llaman alma de una sensación pletórica de paz, tranquilidad y bienestar), pero esas escenas sólo pueden disfrutarse de San Juan a Pascuas, porque lo que le gusta al pueblo -según justifican los jerarcas de los medios de infomación o comunicación masiva- es el crimen, la sangre, los atentados, las acciones delictivas y sus consecuencias... ¡eso! Me pregunto si esos jerarcas le habrán preguntado al pueblo si es eso lo que le gusta y por qué se atreven, como los políticos, a hablar en nombre del pueblo que no conocen... ¿o sí conocen? ¡Ah! La santa duda vuelve a molestarme.

Y como dicen que dijo el muy ilustre pensador décimonónico (¿hay palabras españolas con dos acentos?, que alguien me rectifique si no, por favor), que "lo único cierto es la duda", prefiero dudar antes que aceptar, contra corriente, porque aquí la mayoría del pueblo (¡qué palabrita!) acepta todo lo que le digan los políticos con cara de concreto, sin malgastar su tiempo analizando o meditando sobre eso que ha oído o leído y que tan fácilmente ha aceptado. Y es una contradicción, pues el morbo que vende es el de las malas noticias, por eso no entiendo cómo es que el susodicho pueblo prefiere los cantos de sirenas edulcorados de los políticos que sólo aspiran a forrarse con el mínimo esfuerzo. Pobrecitos, son tan paupérrimos que a mí me dan deseos de remitirle los pocos euros que me han aumentado en mi pensión, ya que seguramente a ellos les haga más falta...

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

elcuiclo.blogspot.com.es

(publicado en La Envolvencia el 18 de enero de 2011)

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