lunes, 15 de octubre de 2018

PENSAR Y ACTUAR EN CONSECUENCIA

Pensar... recuerdo que en mis tiempos de estudiante oía muchas veces a los profesores decirles a algunos alumnos: "tú piensas demasiado, y pensar tanto no es bueno para la salud mental". Con el tiempo comprendí el mensaje: es cierto que pensar demasiado no ayuda y no sirve para nada, sólo complica la vida del "pensador" constante. Y es que pensando se desperdicia mucha energía mental que nos pasa la cuenta mucho tiempo después de que al fin hayamos descubierto la inutilidad de tanto pensamiento, con el que no hemos resuelto ninguno de nuestros problemas acuciantes. Mejor actuar...

Recuerdo un libro que se publicó hace ya más de medio siglo y se editó en Cuba con el título NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE, que narraba cómo una dictadura intentaba con su poder y fuerza incontenible que la gente no pensara, y para eso buscaba mil maneras de entretener al pueblo con mil cosas que en nada ocupaban el pensamiento de cada ciudadano. Parece contradictorio con el párrafo anterior, pero ambas sentencias están muy relacionadas, pues en pensar demasiado y no pensar en nada radican muchas de las penas y alegrías de los seres humanos...

Habría que cuestionarse cuál de los dos caminos es el que debe escogerse y hacerse la pregunta imprescindible: ¿son más felices quienes piensan demasiado o quienes no suelen usar mucho su materia gris? La respuesta no es fácil, por supuesto. Pero podemos analizar las consecuencias de ambas actitudes. Si tienes un problema (un ejemplo) y te pasas las horas pensando en eso, puede que tu problema, además de no solucionarse con tu dedicación mental, empeore, y por ende, el pensamiento te ha perjudicado. Pero si tienes un problema y decides no darle importancia y quitártelo de tu pensamiento, puede que también el problema empeore con esa dejación que podía resolverse atendiéndolo como se merecía, vía pensamiento y acción. La única diferencia es esta última palabra: acción. De donde podemos concluir en que sólo pensar no resuelve nada si no actúas en consecuencia. Y ahí está la solución: pensar sí, pero pensar y actuar, porque si te resignas a pensar y lamentarte, pobre de ti...

Por desgracia, abundan en nuestra sociedad demasiadas personas que se automaltratan con algún problema importante repitiéndose inútilmente: "¿y ahora qué hago?", cuando la respuesta es tan fácil que quizás por eso mismo resulta tan difícil dar con ella: enfrenta tu problema y actúa para resolverlo. Pero no te dediques a lamentarte de tu "mala suerte". Porque así jamás vas a resolver ningún problema...

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

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