lunes, 30 de septiembre de 2019

CRASH?

POLITICOS NEFASTOS

Cuando el presidente del gobierno español deje de serlo (las razones no importan) su nivel de vida no podrá compararse con un obrero de la construcción ni con uno de esos pobres de solemnidad que duermen bajo temperaturas negativas en las calles, envueltos en papeles, cartones, telas y mugre, quizás pensando que la vida los ha tratado mal. Y es verdad que la vida (o el destino o la casualidad o quizás Dios) los ha tratado mal, a veces sin que ellos mismos se pregunten por qué la vida ha sido cruel, injusta, implacable, si ellos no le han hecho mal a nadie. Pero la vida es así, y los caminos del Señor (o del Destino o de la Casualidad) son, como se dice en los templos: inescrutables.
Pero volviendo al asunto: nuestro presidente, cuando deje de serlo, recibirá tres estímulos económicos tan envidiables que hasta yo me erizo imaginándome con semejantes entradas (sobre todo lo que podría hacer con semejantes entradas):

1) €70,000.00 como miembro del Consejo de Estado.

2) €62,458.00 como ex-presidente.

3) €90,000.00 para (oigan esto) sus gastos.

Por supuesto, los anteriores presidentes al convertirse en ex-presidentes (no se tiene en cuenta, desde luego, el partido al que pertenecieron o todavía pertenecen), han recibido y reciben (y recibirán mientras las leyes inmorales que imperan en este país no cambien) cantidades similares, pues no es este privilegio privativo de este presidente en turno.

Pero en general, los políticos no son más que unos privilegiados que reciben mucho más de lo que necesitan para vivir con un nivel muy alto, que parece no ser suficientemente alto para ellos, y por eso se empeñan en autoadjudicarse sueldos astronómicos y otros muchos privilegios que el resto de la población, exceptuando a futbolistas y grandes empresarios, no disfrutan. Porque nadie que no sea un tonto se va a creer que es verdad que un político (puede que haya excepciones, como en todas las reglas) ansía de todo corazón "sacrificarse" por el pueblo, renunciando a su vida personal en aras de dedicar todo su tiempo, todo su esfuerzo, todo su talento (si lo tiene) a servir a ese pueblo que inocentemente fue a las urnas a darle su voto.

La principal tarea de un político es engañar a sus posibles o reales electores y al resto del pueblo, prometiéndoles cosas que no va a cumplir, y dedicándose, cuando llegue al poder, a vivir la dulce vida, haciendo algunas cosas para justificar su alto standing, desde luego, pero en general disfrutando del cargo que ocupe, al que por cierto no dedica tanto tiempo como se aparenta. Y sobre todo, al paripé, que es como un leit motiv que destaca en su actuación en los aparentes enfrentamientos tanto en el congreso como en el inútil y obsoleto senado, este último rémora absurda del estado que ni pinta ni canta, pues todo lo decide la cámara llamada baja, cuyo presidente es el tercer mandamás del país, y por algo será, porque el presidente del senado es un cero a la izquierda, y nunca mejor dicho. Pero sobre todo, la tarea del político es tomarle el pelo al pueblo, de muchas maneras. Sólo hay que comprobar unos pocos ejemplos para darse cuenta:

--presentar querellas que jamás se ejecutan

--pedir dimisiones que nunca se realizan

--crear ministerios, comisiones, organismos inútiles que no resuelven nada, para después eliminarlos
y aquí no ha pasado nada, volviendo a crear similares al poco tiempo

--proponer, realizar y sancionar leyes tan inverosímiles como las órdenes de alejamiento a los
victimarios de las víctimas, como si se pudiera medir esos 500 metros en cada paso que da el uno lejos de la otra, si se cumple, porque no hay uno o dos policías midiendo la distancia entre ambos ciudadanos constantemente

--prohibiciones a granel que la mayoría de la gente se pasa por el arco de trunfo

--sacar a la luz en los medios denuncias y acusaciones, incluso con pruebas, que ningún juzgado o juez se toma en serio, continuando los acusados o denunciados riéndose a carcajadas del trabajo que se toman los medios al hacer uso de la llamada libertad de expresión

--comparecer ante los medios con caras de angelitos benefactores para jactarse de que quien comparece es el perfecto, que nunca comete errores ni pifias ni mete la pata, y siempre es el otro el que miente, el que no sirve, el que calumnia, etc., porque a los políticos comparecientes jamás se les oye una sola autocrítica ni un solo reconocimiento de que hayan hecho algo mal hecho

--proclamar medidas y leyes de las que el pueblo ni se entera, porque son aprobadas por cuatro personas que ni se acuerdan del dichoso pueblo cuando discuten, defendiendo siempre sus intereses particulares, y nunca los intereses de la población en general que es la que sufre las consecuencias de semejantes medidas y horripilantes leyes que más bien protegen a los delincuentes que a las personas decentes, honradas y honestas

--y para colmo de la tomadura de pelo, esas detenciones que diariamente salen en periódicos, emisoras de radio y canales de televisión, decenas, centenares de personas detenidas que después nadie sabe qué destino tuvieron, porque en realidad el destino que tuvieron fue la calle...

Y así sucesivamente, podría enumerar decenas de ejemplos si no fuera porque voy a cansar a mis lectores de tanta sinvergüencería que ya ellos deben conocer y de las que deben estar hartos. Y este comentario es una excepción, porque hace tiempo mandé al cuerno la política, pero de vez en cuando es positivo refrescar la memoria y mantenerse alertas para no dejarse embaucar por esas personas que se han convertido en uno de los tres principales problemas del país, o sea: la mal llamada clase política... ¡Ah!, ¡qué felices fuéramos sin ella!

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

elcuiclo.blogspot.com.es

(publicado en La Envolvencia el 1 de febrero de 2011)

lunes, 23 de septiembre de 2019

NOSTALGIA P0R LA AUSENCIA

LA MACARENA

M me envió un correo (ver mi entrada # 15, Domingos de nostalgia 5, "La muchacha de Moratalaz", 18 de abril de 2010). Es una carta muy triste, donde se lamenta de que todo hubiera podido ser distinto entre nosotros. Es que la vida es así de inescrutable, los seres humanos cometemos errores, y los errores se pagan caro. Yo he cometido muchos en mi larga vida, y todos los he pagado caro, algunos muy caro. Pero el pasado no puede repetirse ni enmendarse, y de lo que pasó mejor es no acordarse demasiado para no convertirse en un sufridor permanente, incapaz de buscar y de encontrar nuevos estímulos para continuar viviendo, y sobre todo, para continuar pensando que la vida puede ser hermosa todavía...

...pero es inevitable pensar en la muerte, porque cuando se está vivo, lo más natural para un futuro, cercano o lejano, es afrontar la idea de la muerte. Borges habló mucho de la muerte, y ahora yo, releyendo el correo de M, y acordándome de esas cosas a veces brutales, pero siempre fascinantes, que escribió el gran argentino, me pongo a pensar y a preguntarme lo que siempre, no puedo evitarlo, me pregunto: ¿hasta cuándo? Entonces me rindo una vez más a la evidencia de que la muerte no es en sí terrible: lo terrible será siempre dejar de vivir, de sentir, sobre todo de amar...

...porque a los muertos se les puede amar, pero los muertos no pueden amar, y la vida sin sentir amor es como una muerte prolongada en un ser que se cree y se siente que está vivo, y en esa circunstancia no vale la pena, aunque se esté envuelto en un estuche de seda forrado de oro puro. Y pienso: más allá de las persianas el frío intenso de este invierno madrileño, largo y tedioso, oscurece cualquier pensamiento positivo que no encuentra salida a esta nostalgia adelantada para hacer retrotraer un futuro quizás más lejano de lo imaginado, a esta realidad de enfrentarse a lo evidente, a lo inevitable de seguir viviendo...

...y pensar, saber, tener la certeza de que cuando muera quedarán vivas otras personas que ahora quiero, que he querido, y con las cuales he pasado las mejores horas de mi vida, que a pesar de quererme seguirán viviendo, disfrutando, sintiendo todo eso que han sentido quizás junto a mí, y seguirán con sus vidas de siempre, enfrentándose a las eventualidades que esa vida les dará, y me detengo en la recreación de las mujeres que quiero y he querido, amores o amigas, con todo el cariño que fui capaz de darles, y que seguirán viviendo sin mí, y otras manos las acariciarán, otras bocas las besarán, otros cuerpos estarán junto a ellas cuando de mí sólo quede una ilusión de recuerdo cariñoso o compasivo, y sus nombres, sus tan amados nombres, de amigas o de amores, desfilan ante mi memoria que se niega a aceptar una realidad insoslayable... mis cariños, nativas o extranjeras, en esta tan querida tierra española -amarga y bella-, todas inolvidables, metidas para siempre en mi entristecido corazón incapaz de rechazar lo que sé que ha de llegar, y puede que en cualquier momento...

...¿qué harán, dónde estarán, con quién compartirán sus momentos felices, en qué se ocuparán en su tiempo de ocio, estarán bien de salud, tendrán algún problema irresoluble, reirán, llorarán, dormirán cada noche pletóricas de paz y de tranquilidad... se acordarán de mí?... ¡ah!, se me borra el recuerdo del futuro que ahora estoy vislumbrando, imaginando cómo vivirán todas ellas cuando ya yo no esté para seguir queriéndolas, para seguir entregándoles lo mejor de mí, de mi corazón, del cariño y el amor que fueron capaces de generarme con su aparición ante una vida que nada de grandiosa tenía ni hubiera tenido nunca sin ellas, sin esos cariños, sin esos amores que tan generosamente endulzaron mis años de exilio, lejos de mi patria y de otros cariños, de otros amores que tampoco volverán a estar cercanos para continuar con su entrega sin límites...

...y todo, lentamente, como un arcoí
ris en el atardecer, se va disipando en la distancia, hasta que el cielo retoma su color azul cálido que aparece a través de mi ventana siempre abierta, más a la nostalgia que a los árboles que se ven a través de su cristal, al otro lado, en esta época totalmente despojados de ramas y de verde, y yo esperando que otra noche me recuerde que la nostalgia se puede someter, aunque la empresa sea difícil y de mucho esfuerzo, quizás del esfuerzo que a estas alturas de mi vida ya yo no desee o no pueda realizar...

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

elcuiclo.blogspot.com.es

(publicado en La Envolvencia en enero de 2011)

lunes, 16 de septiembre de 2019

CUANDO EL MAR ES MUER

MAR PENETRA MI ESPACIO...

Abro los ojos y me desperezo. Rápidamente se van haciendo nítidas las imágenes que encuadran mi entorno habitacional y que veo diariamente, cuando me despierto y comienzo a adaptarme una vez más a los muebles y a los objetos que me saludan en cada nuevo despertar rutinario. Me estiro, me siento sobre el colchón y me dispongo a iniciar una nueva jornada, casi al amanecer, cuando todavía no traspasan las persianas los primeros rayos del sol si el día está tan despejado como anuncian las primeras noticias sobre el tiempo. Sí, todo está igual, todo está en orden... ¿Todo?

No... todo no está igual, porque ella ha roto el orden, ha penetrado mi espacio más íntimo y ha dejado, envuelta en la magia de su estancia, la dulce sensación de una presencia que como un perfume derramado adornará esta habitación (que ahora también será suya), imposible de borrar, porque ella será siempre mucho más que un recuerdo:

ella será siempre un fuego trepidante que destila sensualidad y a la vez una ternura que acrecentará su sonrisa espontánea regalándome en cada nuevo encuentro esa sensación tan ansiada de paz, de alegría de vivir, de sentir cómo se hinchan mis pulmones al verla sonreír, y dormir, y soñar, y despertar otra vez lleno de vida. Porque ella es...

--¿Cómo debe ser una mujer para un escritor?

Me sorprende su pregunta. Todo en ella resulta sorprendente, y lo más curioso: todo en ella resulta agradable. Pero no sé responderle. Porque... ¿cómo decirle que para un escritor como yo, esa mujer debería ser como ella misma?

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

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(publicado en La Envolvencia el 23 de enero de 2011)

lunes, 9 de septiembre de 2019

¡Y DALE!

LAS REPETICIONES RUTINARIAS

Tengo un amigo que me envía un correo diariamente, y como yo todavía no he perdido (aunque estoy a punto) la cortesía en la que mis padres (y mis maestros) me educaron, debo y tengo que contestarle el dichoso correo, lo que me ocupa una parte de mi tiempo (no muy grande, la parte), y no es que me pese, sino que al comentarle lo que me dice le digo yo cosas que a su vez él me comenta en el siguiente y esto se está convirtiendo en un culebrón epistolar de dime que te diré y viceversa, y aunque entretiene, corre el riesgo de convertirse en, como decía Luz María Nananina en el programa radial de La tremenda corte: un "aquí como to's los días". Porque una característica de los seres humanos es repetirse hasta la saciedad. Y mi amigo y yo, creo que somos seres humanos... al menos todavía.

Y digo todavía porque al paso que vamos me parece que "más temprano que tarde" nos convertiremos en bípedos salvajes sin ley ni orden, y quizás así viviremos mejor, que eso nadie puede saberlo, pues en los tiempos en que el planeta estaba poblado sólo por animales prehistóricos y salvajes, no había tanto horror como ahora que estamos en la era de los botones y los mandos a distancia. Es una relación proporcional: a más adelantos tecnológicos más atrasos en cuanto a lo moral, lo sentimental, lo solidario, y el que desee puede tildarme de lo que le parezca, pues cuando se ha pasado de la media rueda ya las opiniones adversas importan muy poco, por no decir nada.
Me siento bien cuando veo, oigo o leo que una pareja de delfines deleitó a un montón de niños en el Aquarium (la cámara enfocaría entonces las caras de algunos donde se reflejara una felicidad tan grande que a cualquiera que no tuviera en el pecho una piedra de molino se le llenaría eso que llaman alma de una sensación pletórica de paz, tranquilidad y bienestar), pero esas escenas sólo pueden disfrutarse de San Juan a Pascuas, porque lo que le gusta al pueblo -según justifican los jerarcas de los medios de infomación o comunicación masiva- es el crimen, la sangre, los atentados, las acciones delictivas y sus consecuencias... ¡eso! Me pregunto si esos jerarcas le habrán preguntado al pueblo si es eso lo que le gusta y por qué se atreven, como los políticos, a hablar en nombre del pueblo que no conocen... ¿o sí conocen? ¡Ah! La santa duda vuelve a molestarme.

Y como dicen que dijo el muy ilustre pensador décimonónico (¿hay palabras españolas con dos acentos?, que alguien me rectifique si no, por favor), que "lo único cierto es la duda", prefiero dudar antes que aceptar, contra corriente, porque aquí la mayoría del pueblo (¡qué palabrita!) acepta todo lo que le digan los políticos con cara de concreto, sin malgastar su tiempo analizando o meditando sobre eso que ha oído o leído y que tan fácilmente ha aceptado. Y es una contradicción, pues el morbo que vende es el de las malas noticias, por eso no entiendo cómo es que el susodicho pueblo prefiere los cantos de sirenas edulcorados de los políticos que sólo aspiran a forrarse con el mínimo esfuerzo. Pobrecitos, son tan paupérrimos que a mí me dan deseos de remitirle los pocos euros que me han aumentado en mi pensión, ya que seguramente a ellos les haga más falta...

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

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(publicado en La Envolvencia el 18 de enero de 2011)

lunes, 2 de septiembre de 2019

¡ESOS MALDITOS BACHES!

LOS PROBLEMAS IGNORADOS

Si usted es de los que suele tomar autobuses para ir de aquí hacia allá (y viceversa), le sugiero que esté alerta con los baches, porque a veces, rodando en uno de esos vehículos, me parece que los riñones se me van a desprender, de los golpes que recibe mi cuerpo cada 4 metros, al caer una de las ruedas del bus en uno de los miles y miles de baches que existen en las calles de esta ciudad que se llama Madrid. No ahora con la crisis que quizás haya excusas para no remediar tamaño suplicio, porque en mis correrías rodantes por esta ciudad, desde hace tanto tiempo estoy observando los baches que no hay Dios que pueda obligar a nuestro Ayuntamiento a dejar estas calles como si Madrid fuera una capital de Europa, o sea, del llamado Primer Mundo, y no un pueblo de tercera donde cada día se hará más difícil (y tortuoso) conducir un vehículo de 4 (o más) ruedas.
A veces el golpe es tan fuerte que no sólo se siente, sino que se oye como si fuera un petardo que los graciosos mozalbetes suelen explotar en los contenedores de basura. Y ahí están los baches, como la Puerta de Alcalá, "ahí está, ahí está / viendo pasar el tiempo", como dice la canción que canta la pareja eterna.

--¿Y yo qué diablos puedo hacer? -me pregunta mi amiga María Esther, porque llegué al edificio con cara de bulldog enchuchado y quejándome de los huequitos que tanto daño hacen, y se lo solté de zopetón como si ella fuera el Regidor.

--Claro que tú no puedes hacer nada para aliviar mis penas, que no son tantas, sobre todo si no me subo en un vehículo, cosa que estoy pensando seriamente, porque dice mi doctor que caminar es lo mejor que existe para fortalecer el corazón.

--Pero ya tú caminas bastante.

--Sí, pero este asunto de los baches está contribuyendo a que camine más y lo piense tres veces cuando me disponga a esperar en la parada uno de esos rodantes que dentro de poco nadie va a usar.
María Esther me dice que los que tienen coches y los usan esquivan los baches, y yo le contesto que como yo no uso el coche que no tengo, no puedo esquivarlos, porque los conductores de autobuses nunca esquivan un bache, parece que les gusta fastidiar a los viajeros y reírse con la cara que ponemos.

Como son los dueños y señores de los autobuses, nl les digas buenos días, porque te miran con cara de serpientes venenosas y son capaces de soltarte una palabrota, como ayer por la mañana que una señora protestó, tonta que es, ante el conductor, el pobre, que en este caso no tenía la culpa, de que hacía media hora que esperaba y ni un gorrión en el horizonte, pero la señora estaba algo alterada y le llegó a decir al infeliz conductor que

--mejor dedíquese a otra cosa y no haga esperar a los viajeros, hombre.

Pero hasta los tranquilos se saltan las normas cuando son atacados de esa forma, por eso el conductor le espetó a la señora que

--mire, señora, si no está conforme, bájese y camine, que a usted le vendrían muy bien unos cuantos kilómetros a pie, a ver si rebaja un poco la tripita...

Y aquello explotó... Pero en fin, que esas son pinceladas madrileñas que uno puede ver a diario en la dichosa calle. Alguien me dijo una vez que "si no fuera por la crisis y los baches, ¿qué sería de nosotros, no teniendo de qué hablar?". Y me puso a pensar: en efecto, sólo le faltó, además de la crisis y los baches, el fútbol, que sin eso no se concibe la vida en esta villa.

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

elcuiclo.blogspot.com.es

NOTA. Este post se publicó en La Envolvencia el 12 de enero de 2011, y aunque han sido reparados unos cuantos, los baches continúan obstaculizando el buen correr de los vehículos, sin contar con esos relieves que hay en las calles que sólo sirven para aflojar las herramientas de los coches que transitan, y para nada más, porque no impiden ningún accidente ni nada por el estilo

ENVOLVENCIAS

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