jueves, 31 de enero de 2019

LOS PADRINOS NO ABUNDAN

SE BUSCA UN PADRINO CON CARACTER URGENTE



Mi esperanza cabalga ¡todavía!

alimentada por "la gran ilusión" de las convocatorias

sobre los manipulados caminos de la fama

y (sobre todo) la fortuna

sin lograr un solo trote "más allá del límite"

de los afortunados finalistas

a quienes la varita mágica roza con su halo divino

tras un agotador recuento

de quinientas historias recibidas por esa editorial

que depositará en la cuenta del nuevo elegido

cien millones de pesetas (casi nada)

cuya mitad Hacienda revertirá en sus arcas

-pobrecitas y esmirriadas arcas-

tan necesitadas de este impuesto fifty fifty.

Loor a las polillas

que inundaron sus retinas (¿quién lo duda?) con millones

de folios

traduciendo sus horas de sueño

en hartazgos de frases logradas,

hallazgos asombrosos del lenguaje,

aportes enaltecedores a la lengua,

frescura inusitada, etc.,

cuya atinadísima inclusión de candidatos

engrosó portafolios y carpetas de los distinguidos

miembros del jurado

encargados de elevar a rango de consagración

al autor del próximo best seller.

Pero en fin, que a pesar de quinientos

quince intentos -por supuesto infructuosos-

ya me estoy preparando para el quinientos diez y seis

(entusiasta, esperanzado, crédulo),

esta vez con un cuento, para el premio

CANDIDO DOS MIL CINCO

cuya convocatoria acabo de leer en La Razón.

¿Quién duda de que mi entrada en el Guinnes

es ya pan comido?



Augusto Lázaro

@lazarocasas38

lunes, 28 de enero de 2019

CARTAS SON CARTAS

PAPELES SON PAPELES

Cuando puso un pie en el aeropuerto de Barajas tenía muchas ilusiones, traía muchos sueños y muchas esperanzas. Como tantos. Había llegado a la tierra prometida, a la Madre Patria, al Primer Mundo. Era un soñador, y con ese viaje pensó que al fin su sueño se haría realidad. Como tantos que pensaron como él. Miró a su alrededor, comenzando a descubrir su nueva patria. Sonrió. Y se dijo: "ahora, a comerme al primer mundo"...

Pero la realidad siempre se impone a la ficción y quien vive de ilusiones muere de desengaños. O agoniza, que es peor. Los refranes casi siempre son certeros y él no era adicto a ellos. Por eso se enfrentó a la incógnita, a lo desconocido, a la aventura de buscar una nueva vida en una tierra nueva. Y pasó diez años intentando encontrar esa nueva vida, despejar esa incógnita, vencer lo desconocido. Y triunfar, por supuesto. Pero...

En esos diez años tuvo que vivir dedicado casi totalmente a 3 asuntos:
1) hacer gestiones para sobrevivir
2) obtener documentos para seguir sobreviviendo
3) manosear papeles de todo tipo de tamaños, espesores, consistencias, formas y colores, siempre con membretes, cuños y firmas, que fueron engrosando su archivo de visitas, reuniones y entrrevistas con funcionarios públicos con los que tramitaba sus correrías por el mundo de la burocracia. Un mundo que no aparecía en sus sueños...

Diez años, una década, casi nada, de aquí para allá y de allá para acullá, caminando, sudando, subiendo y bajando escaleras en el Metro, entrando y saliendo de oficinas encargadas de mantenerlo activo (como para que no se le encogiera el corazón y le diera un infarto) y en constante movimiento, eliminando la palabra sedentarismo durante esos dos lustros, lo que nunca pudo ejercitar. El se cansaba a veces, pero los funcionarios públicos no: esos no se cansaban de pedirle papeles, documentos, certificados, hagoconstares, comprobaciones, fotocopias, y muchas veces teniendo en sus gavetas o en sus ordenadores los datos que volvían a solicitarle. "Es como para reírse", comentaba con un compañero de desgracias a la salida de una institución obligatoria...

El mejor ejemplo de su lucha contra la estupidez de la burocracia lo tuvo cuando le pidieron un certificado que acreditara la fecha de su llegada al país, certificado que ya había entregado hacía algún tiempo para otra gestión, pero que una funcionaria del MININT le informó que tenía que llevarle uno "actualizado". Chúpate esa, Marcelo. "¿Actualizado?", le preguntó a la funcionaria. "Pero señorita, ¿cómo voy a actualizar mi fecha de llegada a España, si eso no varía? Haga lo que haga y tenga la situación que tenga, la fecha en que llegué a este país va a ser siempre la misma, y esa ya está en sus controles"...

Pero ya lo dijo Hemingway: "no te atrevas a discutir con un imbécil, la gente podría pensar que son dos". Claro, no siempre se trata de un imbécil, lo que sucede es que esos funcionarios cobran sus sueldos gracias a los papeles. Imagínense que nadie pidiera papeles a nadie para nada. ¿Cuántos españoles quedarían en la calle, engrosando aún más la cifra de parados que ya causa pánico? Pues nada, a pedirle papeles a todo el mundo, que ese es su trabajo. A pesar de que mi amigo se preguntaba sin encontrar respuesta: ¿para qué sirven los enormes avances en la tecnología de la computación? Si todos los documentos que piden están registrados en esas pantallitas que ya dentro de poco te vas a encontrar hasta en los baños públicos? Con sólo pulsar una tecla ya tienen hasta los lunares que uno tiene en las nalgas...

Mi amigo no entendía ni hostias, pero quería convertirse en funcionario, ya que en ninguna otra cosa pudo convertirse para ganar un salario más o menos decoroso que le permitiera vivir como Dios manda ( y que parece que nadie obedece). Sí, funcionario público, cinco días semanales laborables muy bien pagados, digan lo que digan los protestones y los huelguistas salvajes o civilizados. Pero pasaron sus movimientos intentones y mameyes verdes. La burocracia es todopoderosa, implacable, indestructible. Pues eso, que acabó admitiendo que los papeles no se acabarían jamás. La última vez que lo vi me dijo que se largaba a otro país en busca de nuevos horizontes. No quise desanimarlo diciéndole que tal vez en ese otro país tendría que enfrentarse a lo mismo, porque eso no lo sé, ya que no vivo en otro país sino en éste, al que conozco muy bien. Nos tomamos nuestro último café, le deseé buena suerte, lo abracé, y me puse a pensar cuántos habrá como él, víctimas de un sistema tan machacador de personas que sólo buscan en sus vidas una estrella que los ilumine y les dé alguna esperanza de encontrar lo que no pudieron encontrar en sus países de origen por obra y gracia de dictaduras repugnantes o situaciones económicas insoportables. Y eso es una espina enorme que millones de seres humanos tienen que llevar clavada en sus desesperanzados corazones, mientras muchos se dan el lujo de despilfarrar dinero público, sobre todo los políticos, que son parte del tumor canceroso que padecen los pueblos...

Augusto Lázaro
@lazarocasas38

jueves, 17 de enero de 2019

POEMA 37

LA DIRECTORA ESTA MUY OCUPADA Y NO PUEDE RECIBIRLO



¡Ni Cándido podría derrotarme en el concurso

de la gallinita ciega!

Yo pensaba que las agentes literarias

(esas aves fugaces de los cuentos de Milton)

estaban en función de los autores -no tan célebres-

como el que suscribe atentamente suyo, etc.

O sea, en función de recibirlos, de conversar con ellos,

de interesarse por sus creaciones (geniales o mierderas,

¿quién puede saberlo?),

de pasarle sus obras a algún lector fantasma

que después le entregaría su opinión indiscutible e

informática

y ellas a su vez hacérselas llegar al infeliz autor

que intentó inútilmente

conseguir una cita (¡qué inocente!).

Pero no: yo estaba (¿cuándo no?) equivocado como una

marmota.

Somos los escritores, los pobres y desventurados

escritores

desconocidos o mejor inéditos

quienes estamos en función de esas divas

que no tienen el tiempo planeado en sus agendas

para ocuparse de nosotros...

En verdad este país es delicioso:

Beckett lo pasaría aquí de puta madre.



Augusto Lázaro

@lazarocasas38

lunes, 14 de enero de 2019

LOS CORRALES

CUIDADO CON MIRARLO ATRAVESADO

¿Usted es profesor? Ah, no, si lo es de la Universidad no tiene mayores consecuencias. Tiene, eso sí, problemas de menor cuantía, pero no creo que ningún estudiante universitario le vaya a poner un ojo como el de Popeye. Es que los estudiantes universitarios ya tienen pelos hasta en el cóccix y están en otrta cosa (aunque últimamente tampoco puede estarse muy seguro de que con ellos no le va a ocurrir ningún "accidente", como están las cosas en tan altos centros docentes). En fin, ¿de qué nivel de enseñanza es usted profesor? ¿De Secundaria? ¡Pobre hombre! Pues mire, y perdone, pero usted tiene una de las ocupaciones más peligrosas que existen actualmente, ya equiparada con la del limpiador de ventanas en edificios de más de 20 plantas. Ah, ¿que no es para tanto? Pues oiga esto: si usted se enfrenta a algún alumno por cualquier eventualidad, de las muchas que se presentan a diario, usted tiene las de perder: si lo suspende, el muchachón le va con el cuento a papá, ay, papi, es que ese tío la tiene tomada conmigo, y papá se aparece en el plantel y lo menos que le dispara es una amenaza, sin ningún disimulo. O sea, profe, a aprobar al nene, si no, ya usted sabe lo que le espera con el padre de la criatura. Si lo regaña o le llama la atención delante de sus compañeros de aula, entérese: la misma ruta, a papá con el cuento y a sus cúmbilas con sus planes de fastidiarlo mucho mientras intenta impartir sus clases, que no las podrá impartir en lo adelante en paz. Si se le ocurre expulsarlo de la clase, ¡ay, mamacita! Entonces es posible que ya ni papá se entere, y que el malandrín se active con su banda y no dude de que le hagan todo tipo de maldades, como embarrarle de mierda el buró con su portafolios incluido en el festín escatológico, tirarle bolitas de chicle masticado cuando se vire de espaldas para escribir en el pizarrón, encerrarlo en el aula, atrancando la puerta desde fuera, pincharle una goma de su coche, y algunas más nada edificantes, por supuesto, impunes. Ah, pero si usted es de los recalcitrantes de esos que no se dejan amedrentar y presenta una nota de expulsión del cole al tal alumno (o a tales si es el caso), prepárese para lo peor: no sólo le harán la vida imposible, sino que no se salva de una buena tunda ni encendiéndole una vela a Santa Filomena la milagrosa. Un ojo amoratado, el esternón desviado, una costilla rota, un brazo en cabestrillo, el pie hinchado con peligro de gota, las gafas en el suelo a pedacitos, el buró al revés, sus papeles ardiendo en una esquina, y... ¿para qué seguir? Pues eso, profe, que usted está totalmente indefenso ante un alumnado que cada día atiende menos a la clase y le importa un carajo estudiar y superarse, porque a fin de cuentas ve en la tele que los idiotas y los malandrines son quienes triunfan y se forran malhablando sandeces, y que aquí el saber vale menos que un cruasán en un contenedor (imagínese: Magdalena Alvarez, ¿se acuerda de ella?, va a ganar 20 mil euros al mes no sé dónde). Pero ahí no acaba la tragedia, no: cuidado con una bronca con cualquier alumno, porque aunque usted tenga toda la razón, reconocida por empleados, profesorado, director, y hasta por algunos alumnos, de eso nada, monada, la ley (la sacrosantra ley) absolverá al alumno que le rompió las ventanas de su casa y le propinó una paliza de anjá con observación en el hospital más cercano de urgencias, y si es menor el susodicho educando, ¡se complicó el asunto!, porque hombre, ¿cómo se atreve usted a maltratar a un inocente chavalito que no entiende su agresión (la suya, profe, que no ha existido, no la del chavalito que sí) y sus abusos en las clases? Y al final, usted es el culpable. Y claro que lo es, señor mío: ¿quién lo manda a ejercer de profesor de Secundaria? ¿Por qué no se busca un empleo de guardagujas en la RENFE? Seguro que allí estará mucho más ídem. Anímese, rellene el formulario y espere, y dígale adiós a su querido cole, donde tan agradables momentos ha pasado en compañía de esos entusiastas estudiantes que tanto lo quieren que gustosos darían hasta sus vidas por usted, en caso de que usted se encontrara en una situación de límite... como esa de comparecer a un juicio acusado de maltratar y vejar a uno de sus encantadores alumnos. Pues eso.

AUGUSTO LAZARO

(publicado por La Envolvencia el 24 de junio de 2010)

@lazarocasas38

miércoles, 9 de enero de 2019

POEMA 36


LOS MALOS DUERMEN BIEN (*)



Este no es el tiempo de los buenos.

Mientras los dictadores cumplen años

de ejercer el horror

con sutilezas extraídas (y bien sofisticadas)

de sus títulos de cabecera

(Mein Kampf, El príncipe, Fouché, El libro rojo, ¿y por qué

no

Tartufo y algunas novelas de la picaresca?),

Miguel Angel Blanco es asesinado en plena juventud

de creación y porvenir

por terroristas que gozan de buena salud.

Al parecer, el buen Dios está ocupado

con otros menesteres

y no ha tenido tiempo para impedir que ocurran en la

Tierra

barbaridades como ésa...

Decididamente, este no es el tiempo de los buenos.

Para dormir a pierna suelta

hay que despojarse de todo sentimiento de solidaridad

con la raza de los hombres,

mandar al carajo los pocos valores que nos quedan

y repetir la consigna que abre todos los sésamos:

primero yo, después yo, y siempre yo...

Sólo así se podrá disfrutar del "sueño de los justos".



(*) título de película japonesa de los 60

Augusto Lázaro

@lazarocasas38



lunes, 7 de enero de 2019

¿SEGURIDAD SOCIAL?

Un post de hace unos años que jamás pasará de plena vigencia:

LA ENVOLVENCIA

sábado, 22 de mayo de 2010

LOS PRIVILEGIADOS DE LA SALUD PUBLICA

"Diariamente me pongo a mirar esas revistas tan impecablemente impresas en las que aparecen las familias reales, los famosos, las modelos, los empresarios, y todas las personas que han alcanzado la categoría de figuras públicas, en todos los casos adineradas y admiradas por una gran parte de la población, aunque la mayoría de ellas no sepa ni siquiera cuál es la capital de Australia. Las miro largo rato: no hay una sola de esas personas que no muestre la belleza y la perfección de una dentadura que parece de mármol, obra de artista máximo que ha logrado su cumbre en el diseño de unos dientes demasiado hermosos que esas personas nos lanzan a la cara proclamando su triunfo, el triunfo del dinero, del poder, del bienestar. Y siempre, al final de mi contemplación, me pregunto por qué yo no puedo también lucir unos dientes tan espléndidos, si soy, aunque no tenga un céntimo, hijo de Dios y de la sociedad, y no he hecho daño a nadie en el curso de mi vida..."

LOS POBRES NO PUEDEN SONREIR

Esta meditación podría estar firmada por miles de ciudadanos que no tienen derecho a reír a boca abierta, por carecer de piezas en sus dentaduras, o por tener sus rostros deformados por falta de dientes. Pero este problema parece no preocupar a nuestras fuerzas vivas, que jamás lo tratan en ningún medio difusor, dedicadas en su tiempo diario a la política, al fútbol, al coche, al famoseo, a las comilonas y a las recepciones oficiales, y si acaso a otros entretenimientos libres de cualquier preocupación por "los de abajo". Porque decididamente esta sociedad no es para los pobres. Y lo peor es que nuestros políticos, que son quienes tienen el poder de cambiar ese estado de cosas, no hacen absolutamente nada por que éste cambie. La sociedad beneficia al que más tiene y perjudica al que menos, curiosa manera de ser solidaria y altruista. Y un ejemplo, uno solo, pues hay cientos, es este asunto de la dentadura.

Es cierto que los pobres pueden acceder al sistema nacional de salud gratuitamente, que incluye, entre otras prestaciones, las de:
oftalmología
otorrinolaringología
cardiología
dermatología
urología
psiquiatría
podología
proctología
sexología
fisioterapia
y hasta operaciones tan delicadas como la del corazón, etc.
Sin embargo, un problema tan crucial como la salud dental para cualquier persona, no está amparado por ese sistema, generando un estado de privilegio injusto y absurdo para los profesionales de la boca, y quien tenga que arreglársela tendrá que acudir a una clínica privada con precios no asequibles para quienes perciben ayudas o pensiones que dan risa por lo exiguas. Y este problema de la dentadura debería estar subvencionado por el Estado, porque tener pocas piezas o carecer totalmente de ellas, expone a quien padece de esta falta a situaciones muy delicadas y desagradables, a la par que peligrosas:

1) Desde el punto de vista estético puede causar estrés, alteraciones nerviosas, sentimiento de inferioridad, inhibiciones sociales y públicas, e incluso llegar a la desesperación en una persona que ve cómo su dentadura se deteriora diariamente y no puede acudir a una clínica dental para salvarla por carecer del dinero requerido.

2) Desde el punto de vista de la salud puede ocasionar problemas en las digestiones, pues masticar los alimentos deficientemente casi siempre trae consecuencias negativas y muy molestas, además de un posible empeoramiento del sistema digestivo, generándose por ello otros males físicos insalvables sin las piezas necesarias. Y por supuesto, esto repercutirá también en el estado mental de quien afronte este problema, en casi todos los casos insolubles sin la mediación del dinero, pues no existe ningún tipo de ayuda para estos casos, salvo alguna pizca, de vez en cuando, a los mayores de 65 años como ayuda a la implantación de prótesis en caso de ser imprescindibles.

3) Desde el punto de vista de la relación personal (digamos, de un amor), imaginémonos cómo nos sentiríamos al intentar un romance o una relación en serio con alguien que tuviera una dentadura perfecta, o casi, que es la mayoría de los habitantes -sobre todo femeninos- de este país, si la nuestra estuviera deteriorada y al abrir nuestra boca la otra persona lo notara, provocando en ella el normal rechazo, o en algunos casos, el repudio y el asco.

4) Y lo peor, que a una persona con la dentadura deteriorada o sin dientes, en todas partes le cerrarían las puertas, al igual que a personas mal vestidas, o con barba de tres días (si no se trata de ridículos famosos que se creen que están así muy elegantes), o con cualquier aspecto que denote falta de cuidado (que en muchos casos se debe a que esas personas no pueden mantener una presencia decorosa, decente, limpia, precisamente por no contar con recursos suficientes para mostrar un aspecto personal aceptable).

Y lo que nadie trata de aclarar es por qué esta sociedad no se preocupa por resolver esta tan humillante situación, y que a mí me parece que no es tan difícil descubrir, aunque puede que sea mi imaginación acelerada la que me lleve a dibujar una hipótesis que cada día me convenzo más de que puede ser la clave del problema:

Porque vamos a ver: usted puede vestir cuello y corbata y presentarse en una gran empresa, en un hotel de lujo, en una recepción de personalidades, y tener problemas en su aparato digestivo, o en el conducto auditivo, o en la vista, o padecer algún trastorno dermatológico, sufrir insomnio, sentirse cansado, etc. Esas cosas no se notan y nadie va a pararlo a la entrada por tener alguno de estos padecimientos. ¿Cuál es la señal infalible, la que no puede ocultarse, la que provoca el rechazo de recepcionistas, empresarios, gerentes, porteros, invitantes, empleadores? ¡Ah! La dentadura. Cuando usted sonría, quien lo ve enseguida notará que usted no tiene dinero ni recursos, o sea, que usted es, ni más ni menos, un pobre diablo, porque no hay un solo rico o poderoso o figura representativa y pública con mala dentadura. Y si usted es un pobre diablo estigmatizado por la carencia de piezas en su boca, no encontrará una sola puerta abierta, a no ser la de acceso a empleos de ínfima categoría, alejados del trato con el público, como destupidor de letrinas, barrendero, peón de la construcción, recogedor de hortalizas, etc., ínfima categoría no por denigrantes (todos los trabajos son dignos), sino por la escasa remuneración que usted recibirá por esas labores.

En fin, que este asunto del cuidado dental es tan importante como cualquier otro que ampara la seguridad social. Sin embargo, quien sólo cuente con una pensión miserable, o con un subsidio tipo RMI, o sin ninguna entrada (como cada día se ven más personas y familias enteras), no tendrá derecho a sonreír espléndidamente como Julia Roberts o Maribel Verdú, y estará condenado a no reír en público, a no abrir mucho la boca, a que poco a poco su cara se vaya deformando por la ausencia de piezas, y a joderse cuando las tripas le reclamen y un dolor espantoso le haga maldecir la vida que le ha tocado.Y lo peor, tendrá que resignaarse a tocar miles de puertas que tan pronto se abran y se note su carencia se cerrarán de golpe, como si usted fuera un apestado.
Y lo fácil que sería resolver este problema tan crucial para muchos, con un poco de interés y otro de presupuesto. Tanto que se dilapida en tonterías que no entusiasman ni siquiera a los idiotas, que por
cierto, cada día aumentan.

Y para colmo: esta situación presenta un problema moral: si todos los especialistas en salud pueden brindar servicios gratuitos amparados por el sistema nacional (aparte de los privados), ¿por qué los dentistas tienen que ser los pivilegiados de nuestro país en cuanto a la salud pública se refiere? ¿Por qué quienes necesitan de atención dental no pueden acudir a prestaciones gratuitas como sí las tienen en cualquier otra especialidad? ¿Hay derecho a ese privilegio? ¿Es moral cualquier privilegio en esta sociedad democrática y solidaria?

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

jueves, 3 de enero de 2019

POEMA 35

USTED HIZO VOLAR NUESTRO PEQUEÑO VERDE

(En la muerte de Fernando Ortiz)



Don Fernando:

me siento mínimo en esta casa enorme,

en esta biblioteca que la medianoche ha convertido

en mito

cuando sus tambores conjuran el silencio

y todos los papeles empolvados traducen

sus ochenta y siete años

a todos los idiomas.

¿Se acuerda, don Fernando?

Usted nos descubría los esclavos y los negros brujos

cuando el viento de esta isla batía dos banderas

y Martí galopaba al holocausto.

Usted nos enseñaba los curiosos símbolos

del huracán,

descubría la sangre africana

que corre en nuestra sangre

y un día se llevó nuestra palma

a ocupar una silla en la Sorbona.

Usted hizo volar nuestro pequeño verde

por los cuatro puntos del planeta

y llevó a cualquier rincón donde hay un hombre

con un libro

esta mezcla de pinos y montañas,

de palmiche y azúcar,

de sonrisa y piedra,

de temor y esperanza...

Ah, pero qué tarde se me ha hecho, don Fernando.

No no no, no se moleste, continúe

y perdone:

he interrunmpido su trabajo.



Augusto Lázaro

@lazarocasas38

ENVOLVENCIAS

 1 Ahora que los virus están de moda: fue un virus (de la peste negra o bubónica) el culpable de la muerte de los amantes de Verona. La hist...