lunes, 17 de agosto de 2020

DOMINGOS

 DOMINGOS DE RECUERDOS

Domingos: días demasiado largos en los que el reloj parece caminar en cámara lenta. Todo el día en casa, haciendo todo lo que no hago los demás días: cambiando la funda de la almohada, limpiando la afeitadora, echándome audispray en los oídos, tomándome la tensión arterial, limpiando mi habitación, ordenando la papelería, revisando mis trabajos literarios o periodísticos, trabajando con la computadora (el ordenador), leyendo más de lo habitual, y viendo algún programa en la televisión si es que alguno me interesa, hasta que alrededor de las diez de la noche me pongo a ver una película en mi DVD, si en los canales que las pasan sin anuncios no hay ninguna que me llame la atención. Creo que soy alérgico a la publicidad.

A pesar de todo lo anterior, el día se me hace demasiado largo. Por eso no me gustan los domingos, días pesados en que el tiempo parece congelado. El ruido y la bulla de las calles cercanas se reducen tanto que a veces paso varios minutos sin oír ni siquiera mi propia respiración. Y dentro de mi espacio nada altera el orden establecido por mí, y si nadie viene a visitarme, el silencio se apodera de todos los rincones. A veces pongo algún disco en el equipo de música, o sintonizo alguna emisora radial, pero las que no son musicales sólo trasmiten fútbol y las otras un tipo de música que no me apetece escuchar. Radio Clásica se oye mal en estéreo y Radio 3 no siempre tiene buenos programas. Buenos según mi opinión, mi gusto y mi criterio, no significa que no sean buenos para otras personas.

Un domingo es un día no sólo pesado y demasiado lento, sino que es el único día en que puedo estar las 24 horas sin cruzar una sola palabra con ningún ser humano, a no ser que alguien me llame por teléfono y entonces oiga una voz y entable un diálogo de varios minutos. Sólo de varios minutos. Es entonces en esta soledad silenciosa y apacible cuando los recuerdos se apoderan de mis pensamientos, unas veces para bien, otras para mal, porque me da por pensar en que si pudiera vivir otra vez todo lo haría distinto. Todo, porque soy de los que creen que el pasado nos sorprendió casi sin darnos cuenta, y se nos escapó cuando menos lo esperábamos, sin dejarnos ni siquiera una pequeña, muy pequeña oportunidad de vivirlo de otro modo. De rectificarlo quizás. De transformarlo. Y eso es la nostalgia.

Pero a pesar de la enorme pesadez de los domingos (creo que así titulé un viejo poema incluido en una entrada de este blog hace tiempo) me gusta quedarme en mi espacio y pasar de este modo 24 horas dentro, fuera de la calle empapada de ausencia, donde un día como éste no puede encontrarse mucho movimiento ni muchas opciones donde escoger, sobre todo para alguien que, como yo, no es muy amigo de ir al cine o a algún otro espectáculo de ocio, que más fácilmente puede encontrar en casa, aunque algunos amigos, especialmente amigas, me recriminan, diciéndome que me estoy poniendo viejo, como si ya no lo estuviera.

Domingos: días de recogimiento, les digo, y quizás de nostalgia, porque los recuerdos los llevo siempre, cualquier día, a cualquier hora y en cualquier lugar donde me encuentre...

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

elcuiclo.blogspot.com.es

(publicada en La Envolvencia el 29 de septiembre de 2011)


martes, 11 de agosto de 2020

POR LO DEMAS, UN DIEZ

 POR LO DEMAS, UN DIEZ

Subió en la estación de Atocha. Yo me dirigía a Villaverde Alto, a visitar a unos amigos que hacía meses no veía. La observé en silencio. Me llamó la atención el aire de muchacha tímida que se le notaba por su manera de sentarse y colocar sus manos y sus piernas. Llevaba un bolsito pequeño y un libro, también pequeño, que sacó del bolso. Yo no me imaginaba que se bajaría enseguida, y la observé discretamente. Antes de bajarme, no pude resistir la tentación de acercarme a su asiento y casi murmurarle:

“lo único que no me gusta son los zapatos... en lo demás le doy diez”.

Sólo me respondió con una sonrisa. Me bajé en mi destino y contemplé el tren que se alejaba, que se la llevaba de mi vista, quedándome con esa grata sensación que produce lo bello. Y si es lo bello femenino, más. Al menos para mí.

Ya de regreso a casa no pensé en la muchacha. Quizás sería una de las tantas muchachas que veía a diario, en las estaciones, en las paradas, en los transportes que usaba casi todos los días. Y mi vida continuó con su mecánica de siempre, recordando a aquel bardo que exclamó, al paso del entierro de una joven muy joven cuyo cuerpo sin vida llevaban al camposanto:

“un ángel más”

porque antes, un filósofo que vio el cortejo, había exclamado: “uno menos”, sentenciando con esa frase drástica lo poco de valor que tiene una vida cualquiera que termina, lo mismo a los 15 que a los 85 años.

Una semana después, cuando ya no me acordaba de la muchacha, al subir al tren (esta vez en la estación de Méndez Alvaro) me la encuentro, sentada igual que la vez anterior, con su bolsito y su libro, y una ropa parecida, creí recordar, a aquella que llevaba cuando la descubrí en aquel viaje. Me senté frente a ella, sonriéndole por cortesía, mientras ella me devolvía la sonrisa, dejando descansar el libro sobre su regazo. Para mi sorpresa, me miró fijamente y me dijo:

--¿No se ha dado cuenta?

Y me señaló sus zapatos, que no eran los mismos que llevaba aquel día. 

Pero mi sorpresa creció cuando me dijo, también casi en un susurro:

--Los tiré. Usted tenía razón: no encajaban con el resto. Muchas gracias. Tiene usted muy buen gusto.

Y sonrió, volviendo a su libro, sin darme apenas chance para agradecerle su amabilidad y no comentar lo que había hecho con sus feos zapatos, lo único feo que había mostrado en el primer encuentro.

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

elcuiclo.blogspot.com.es

(publicado en La Envolvencia el 25 de septiembre de 2011)


lunes, 3 de agosto de 2020

UN PADRE DE LA PATRIA

EL CANDIDATO

Como cualquier persona normal, tengo una cuenta de ahorros en un banco español, y algún dinerito en casa, porsia. Aunque alguna autoridad pudiera acceder a mi cuenta de ahorros, ¿podrían saber qué cantidad guardo en algún lugar donde vivo, o quizás en mi bolsillo o en mi portafolios de forma permanente? Claro que no. Entonces, es una tontería eso de que los señores diputados "declaren" su patrimonio en efectivo, o sea, en dinero, por la misma razón de que nadie podrá saber cuánto dinero guardan en sus residencias. Por tanto, no voy a referirme al dinero que tiene o que puede tener EL CANDIDATO, pues creo que, aparte del mismo, no lo sabe ni Dios.

EL CANDIDATO ha declarado, como los demás, su patrimonio, y el pueblo que ha visto esa declaración en la prensa tiene, ¡qué remedio!, que creerse (una vez más) lo que dicen los políticos, aunque la mayoría sabe que los políticos nunca dicen la verdad. No son tan tontos. Pues analizando las escasísimas posibilidades que tiene EL CANDIDATO para ganar las elecciones y tomar el poder, me he puesto a pensar que esa creencia que tienen los del Partido Popular de que ya tienen el triunfo asegurado corre el riesgo de enfrentarse a una sorpresa, porque EL CANDIDATO ya ha dado muestras de lo que sabe y es capaz de hacer: no hay más que recordar, entre otras cosas, su actuación en marzo de 2004, en que gracias a su inteligencia sobrenatural llevó al poder al que será recordado como el mal mayor en la presidencia del gobierno de España, o sea: José Luis Rodríguez Zapatero. Si a alguien tiene Rodríguez que agradecerle el haber permanecido casi ocho años maltratando a este país, es al CANDIDATO, que ahora, sin estar en el gobierno, es quien gobierna en realidad.

Me gustaría pensar que EL CANDIDATO es un demócrata respetuoso de las leyes de la democracia, pero su actuación en marzo de 2004 dice lo contrario, su actuación durante el gobierno de los GAL dice lo contrario, su actuación en el caso FAISAN dice lo contrario, y así sucesivamente, este hombre de apellido Pérez ha demostrado su poco respeto por la democracia. De ahí que cabe esperar que, sabiendo que no va a ganar las elecciones democráticamente, esté planeando (o pueda planear) alguna fórmula mágica para lograr que el voto hacia el Partido Popular se vuelva en contra, como sucedió en marzo de 2004. Son suposiciones, pero de una persona de esa característica puede esperarse cualquier cosa.

Y cuando digo cualquier cosa quiero decir cualquier cosa, desde preparar alguna acción que cambie la asistencia (o la votación) a las urnas el día de las elecciones, hasta utilizar a “sus muchachos” del 15-M (los llamados indignados) para intentar lograr una especie de “pucherazo” como se conoce este tipo de acciones en la América Latina, tan acostumbrada a ellas. Miren su última gracia: instando al gobierno de Cataluña a que “se cague” (y perdonen la grosería) en la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la enseñanza también en Castellano en las escuelas. O sea, que no respeta ni a la democracia ni a las leyes, sobre todo cuando no le conviene respetarlas. Y me pregunto: España está mal, pero ¿cómo estaría con semejante personaje como Presidente del Gobierno? A ver quién me responde.

Pero en fin, que si esto sucediera, ¿qué haría la falsa oposición? ¿Qué harían los periodistas españoles, los medios de información, los sindicatos, las “clases vivas”, las instituciones aparentemente democráticas, etc.? Pues nada. Lo mismo que hicieron en marzo de 2004: ¡nada! Y mientras, el supuestlo seguro vencedor de los comicios, el Partido Popular (que tampoco es la novena maravilla del mundo ni mucho menos), se solaza, echado en la tumbona de la espera, convencido, tontamente, de que EL CANDIDATO es un adversario demócrata, digno de perder las elecciones, incluso con la consabida, deseada y soñada mayoría absoluta.

Ojalá me equivoque, pero las próximas elecciones sin dudas que se desarrollarán en un ambiente calientico. A pesar de que se celebrarán ya avanzado el otoño. Y en caso de que el Partido Popular las ganara, no quiero ni pensar a qué tendría que enfrentarse tan pronto se hiciera cargo del poder...

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

elcuiclo.blogspot.com.es

(publicado el 21 de septiembre de 2011 en La Envolvencia)

ENVOLVENCIAS

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