lunes, 22 de octubre de 2018

LA DUDA, COMPAÑERA INSEPARABLE

Cuando era estudiante de secundaria y tenía alguna duda sobre algo que quería hacer o comprar, acudía a una fórmula que leí una vez en un libro del que no recuerdo título ni autor, porque han pasado tantos años que... imagínense. La fórmula consistía en tomar una hoja de papel en blanco y poner a la izquierda los pros y a la derecha los contras, y así hacer o comprar lo que resultara ganador en la "contienda" numérica. El problema surgió una vez que hubo un empate entre pros y contras (tampoco recuerdo qué lo provocó) y entonces me quedé en ascuas, pues no sabía qué decisión tomar. Pasaron los años y leí otros libros que planteaban otras formulas para eliminar las dudas, y una de ellas me gustó tanto que todavía a estas alturas a veces acudo a ella cuando la duda se mantiene demasiado tiempo: tirar al aire una moneda y que decida la suerte: si cae de un lado, SI, si cae del otro NO. Y aunque después tenga que afrontar esta "chiquillada", créanme que al menos quita una preocupación que molesta bastante, porque la indecisión perjudica el buen estado anímico y mental del individuo que la sufre. Cara o cruz, como se decía en mi país de origen en aquellos tiempos. Y punto.

Realmente la duda resulta una preocupación en cualquier ser humano. Y una preocupación que puede (generalmente lo hace) alterar el sistema nervioso del más pinto. Padecer una duda cuando se trata de una cuestión de poca monta no vale una dedicación constante. Pero si la duda es referente a un poblema en verdad importante, sobre todo que puede dar un cambio a una vida (o peor aún, un problema relacionado con la salud) entonces la duda se convierte en una enfermedad no declarada por el facultativo al turno, pero que termina siendo un problema patológico, al no saber el dudante qué hacer ante determinada situación y no contar con un consenso que lo ayude, ya que hay distintas y variables opiniones entre las personas consultadas, incluyendo, cuando se trata de la salud, de profesionales de la medicina. Porque hasta en ese aspecto no se encuentra unanimidad de opiniones.

El astuto Carlos Marx dijo en uno de sus escritos filosóficos y sociológicos que todavía siguen millones al pie de la letra, a pesar de haber fracasado en todos los países donde se han implantado sus bienintencionadas ideas, que "lo único cierto es la duda". Cuestión, que ningún mortal puede escaparse de tenerlas (padecerlas), por lo que me parece que lo mejor sería decidir, no con una moneda ni con pros y contras, sino con lo que la propia experiencia y voluntad personal decidan que debe hacerse en cada oportunidad, y correr el riesgo que siempre hay que correr, pues no puede lograrse una sola gestión a la que pueda calificarse de perfecta. ¿Tiene dudas? Pues afróntelas según su propio criterio, y sobre todo, no siga los "buenos consejos" que seguramente le darán unos cuantos sabelotodos que no saben nada, y que en lugar de ayudarlo pueden perjudicarlo y ponerlo peor de lo que está en su duda sobre lo mejor que puede hacer (o comprar en este caso). No hay otro camino, no hay otra solución...

Augusto Lázaro

@lazarocasas38

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